top of page

¿Qué estamos haciendo por la protección civil?

  • uspdesarrollo
  • 19 sept 2014
  • 3 Min. de lectura

Hace 29 años, a las 7:19 a.m., la Ciudad de México vivió los 3 minutos más trágicos de su historia reciente cuando un sismo de 8.1 grados en la escala de Richter interrumpió la cotidianidad de quienes entonces vivíamos ahí.


Desde el año 2001 se estableció esta fecha, 19 de septiembre, como el Día Nacional de Protección Civil, a manera de recordar y honrar a quienes murieron, pero sobre todo a quienes trabajaron por salvar vidas aquel 19 de septiembre de 1985.


Casi tres décadas después vivimos en un país que aún padece los efectos de desastres ocasionados por la vulnerabilidad de los asentamientos humanos frente a los fenómenos naturales. En estas casi tres décadas hemos padecido inundaciones, sequías, sustos volcánicos, incendios, deslaves y huracanes.


En el caso de Cancún, la ciudad ha vivido dos eventos de huracán de gran magnitud, Gilberto en 1988 y Wilma en el 2005. Este último significó un antes y un después en la vida de Cancún pues mostró que el paraíso inventado estaba en problemas y problemas muy serios.


Los recientes eventos en Baja California Sur, en la zona de Los Cabos, me hicieron recordar las experiencias contadas por quienes vivieron el huracán Wilma en Cancún. Las semejanzas son muchas como para dejarlas pasar. Ambas ciudades son centros turísticos de importancia internacional y captadoras importantes de divisas, ambas recibieron grandes inversiones para el desarrollo del sector turístico, ambas se encuentran, geográficamente hablando, en los extremos del territorio nacional, ambas dependen del suministro constate de otras regiones porque en su región no se produce casi nada (no es raro que ambas sean el 1-2 de las ciudades más costosas para vivir), cuantiosas pérdidas en daños materiales (malas noticias para las aseguradoras) y en ambos casos se presentaron crisis post huracán, saqueos, riñas, inseguridad, falta de suministros y un aparato gubernamental de acción lenta y obsoleta. Nueve años de diferencia y pareciera que Cancún no le enseñó nada al resto de los centros turísticos de la nación.


Sin embargo, esta aparente falta de gobierno no es nueva. Como siempre sucede, la Cruz Roja Mexicana y otras organizaciones han unido esfuerzos para ayudar a Los Cabos. En su momento hizo lo propio con Cancún. En 1985 en la ciudad de México el caso fue aún más extremo pues los mismos ciudadanos fueron quienes retiraron piedra por piedra, loza por loza los escombros de los edificios derrumbados mientras que el Estado Mexicano se vio completamente rebasado por la magnitud de lo que había ocurrido.


Llevamos tres décadas de paliar los desastres ocurridos en nuestras ciudades con la solidaridad de la ciudadanía, siendo el aparato de protección civil del gobierno el ultimo en llegar a las zonas siniestradas.


Entonces…¿qué hacemos realmente por la protección civil en nuestro país? ¿Realmente hemos aprendido de las tragedias del pasado implementando medidas de prevención o simplemente brincamos de una a otra con el apoyo de quienes de manera incondicional y voluntaria suman su esfuerzo para ayudar a los damnificados?


Desde luego que ha habido avances, eso no se puede negar. Que en la ciudad de México se tengan reglamentación y normas de construcción mucho más acordes a su situación de potencial riesgo es un gran avance, el precio que se tuvo que pagar por el aprendizaje fue mucho, como lo es también que en Quintana Roo tengamos conciencia de que vivimos en zona de huracanes y que contemos con un sistema de alerta temprana. Sin embargo, la prevención a largo plazo, esa que depende de una planeación urbana adecuada aún es tarea pendiente. Casos como el de Acapulco el año pasado o las inundaciones en Villahermosa en el año 2007 han demostrado que nuestras ciudades siguen siendo muy vulnerables a eventos naturales recurrentes (y que con el cambio climático tenderán a ser más peligrosos) y seguimos sin hacer nada significativo por reducir su vulnerabilidad.


Para empezar, se necesitaría contar con atlas de riesgos actualizados y con suficiente resolución como para tomar decisiones en la escala urbana. Segundo, no solo es contar con esos atlas de riesgos sino que es imperativo integrarlos a los sistemas de planeación urbana como parte integral de los Programas de Desarrollo Urbano a fin de determinar con argumentos científicos qué lugares son aptos para la urbanización y cuáles no.

Las estructuras actuales de protección civil están más enfocadas al monitoreo de eventos riesgosos y a canalizar recursos del FONDEN cuando ya se produjo un desastre, que en la verdadera prevención basada en reducir la vulnerabilidad de la población. Llevamos 30 años de construcción de una cultura de protección civil y aunque aún falta un largo camino, esperemos que en otros 30 años las cosas sean mejores…

 
 
 

Comments


Publicaciones Recientes

bottom of page